martes, 11 de octubre de 2011

DÍA MUNDIAL DE LA ALIMENTACIÓN

Fecha:  martes, octubre 11, 2011

REFLEXIONES DE LA PRIMERA NECESIDAD DE TODO SER VIVIENTE: ALIMENTARSE.

El Día Mundial de la Alimentación, proclamado en 1979 por la Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), es la de concientizar a las poblaciones sobre el problema alimentario mundial y fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza.


Según estimados de la FAO, casi mil millones de personas en el mundo sufren de hambre. Hay una creciente presión sobre los recursos naturales necesarios para poder alimentar al mundo, y el cambio climático impactará cada vez más sobre la producción agrícola. Hacia mediados de este siglo, la población mundial superará los 9 mil millones de habitantes y se requerirá producir un 70% más de alimentos que los niveles actuales.

América Latina no es la excepción; en varios de los países ya se ha encendido la alerta de inseguridad alimentaria. En la vecina Bolivia, el consumo interno de alimentos ha aumentado, en parte por un mayor poder adquisitivo de la población pobre, pero el aparato productivo nacional no ha podido responder a esta mayor demanda, por lo que ha aumentado su dependencia de las importaciones, las que se han duplicado en el último quinquenio. En Venezuela, el agro se ha descapitalizado y la renta petrolera sirve para importar cada vez más alimentos. En Ecuador existe una dependencia alimentaria moderada (entre 28% y 30% de la oferta total), pero en los últimos años se ha incrementado el área destinada a cultivos no alimenticios —actualmente unas 200 mil hectáreas, sobre todo, de palma africana y caña de azúcar para agrocombustibles.

En el Perú, el nuevo gobierno ha expresado su interés en garantizar la seguridad alimentaria de la población y en apoyar a la pequeña agricultura, principal proveedora de alimentos.

LRA presenta, a continuación, un ejercicio sobre los posibles escenarios que podrían observarse en los próximos diez años, en lo que se refiere a seguridad alimentaria, y algunas medidas que serían necesarias para aseguran la provisión de alimentos de manera sostenible. Para ello, utiliza datos oficiales de producción agrícola, consumo per cápita y rendimiento de los últimos años.

La seguridad alimentaria no solo implica la disponibilidad física de alimentos, sino el acceso económico y físico a estos. En los últimos años, la preocupación ha estado centrada en el acceso, y con razón, pues aún, en 2010, un 28.4% de peruanos registró déficit calórico y un 9.8% no contó con los ingresos suficientes para poder adquirir una canasta básica de alimentos, cifras que son bastante más altas entre la población rural. Empero, el presente artículo pondrá énfasis en la disponibilidad física.

La demanda de alimentos va en aumento por diversas razones: la población peruana se acrecienta en 350 mil habitantes por año; la capacidad adquisitiva de la población ha mejorado; y la población joven y adulta es, porcentualmente, mayor que en el pasado. Suponiendo que no es una opción conveniente incrementar la dependencia alimentaria con mayores importaciones, se requerirá ampliar la superficie agrícola, mejorar los rendimientos físicos, o una combinación de ambas cosas.

A falta de una variable que identifique la superficie agrícola total, que incluya las tierras que están en barbecho, en descanso y las no trabajadas, se utilizó la superficie cosechada como una variable proxy para el análisis. Con base en esta y en algunos supuestos que se especifican a continuación, se estimará la superficie agrícola necesaria de acá a 2021.

Escenario 1. Con la información de los 49 principales productos agrícolas se proyectó la producción a 2021, utilizando la tasa promedio anual de crecimiento del periodo 2000-2010 para cada producto (generando una tasa agregada de alrededor del 3.2% para cada año); asumiendo que tanto las exportaciones como las importaciones crecen a una tasa de 19.2% y 3.1%, respectivamente; que la población estimada a 2021 será de alrededor de 33.1 millones de peruanos (equivalente a unos 3.7 millones más respecto a 2010); y que, por último, los rendimientos no varían, es decir, son los mismos registrados en 2010.

¿Los resultados? Se necesitaría alrededor de 960 mil hectáreas nuevas (barras verdes del gráfico 2) para poder alimentar a los 3.7 millones de nuevos peruanos (un 36.7% de superficie agrícola más que lo registrado en 2010), tomando en cuenta que el índice de dependencia alimentaria sería, en promedio, moderado (de cada 100 kg demandados internamente, se importaría solo 11.8 kg).

Escenario 2. En este caso, el único supuesto que se modifica es que la tasa de crecimiento de los rendimientos de los productos es igual al promedio anual registrado en el periodo 2000-2010.
Bajo este esquema, se necesitarían alrededor de 449 mil hectáreas más, con respecto a 2010 (17.2% del área actual), para poder satisfacer las necesidades de la población futura, y el índice de dependencia alimentaria (importación de alimentos) se mantendría en alrededor de 11.8%.

Escenario 3. Por último, el tercer escenario (barras celestes del gráfico 2) asume que la producción agregada crece a una tasa equivalente a la poblacional (alrededor de 1.1%) y que las importaciones.

Con la información sobre producción, importación, exportación y población, se calcula la demanda interna aparente (DIA) de productos primarios y, con ella, la DIA per cápita. Ambas son el marco para los otros dos escenarios, pues indican cuánta producción primaria será necesaria por cada habitante para poder satisfacer sus necesidades alimenticias. Lo anterior guarda una relación directa con la evolución del consumo per cápita nacional, que ha venido creciendo debido, por un lado, a la mejora en los ingresos de la población, pero, también, al cambio de hábitos alimenticios. (manteniendo el supuesto de las exportaciones) tendrían que crecer a una tasa de alrededor de 12.7% anual para poder abastecer las necesidades alimenticias futuras.

Bajo estas características, la superficie necesaria tendría que aumentar en un 12.5% con respecto a la actual (alrededor de 327 mil hectáreas más), pero el índice de dependencia alimentaría bordearía el 30% para 2021. Este escenario es el que dejaría más vulnerables a los millones de peruanos en situación de pobreza, pues son quienes destinan un mayor porcentaje de sus ingresos a alimentos.

En los tres casos se necesita ampliar la frontera agrícola en por lo menos 327 mil hectáreas (escenario 3); de allí la advertencia, al nuevo gobierno, de que establezca políticas claras que permitan garantizar la provisión y el acceso de alimentos en cantidad y calidad óptimas para la población.

Si a esto se suma que —según la Enaho 2009— un 54.8% del total de unidades agropecuarias son tierras de secano, que solo un 17.7% utiliza algún sistema de riego y que un 27.5% combina ambas formas de riego, se observa que la mayoría de estas unidades son dependientes de las lluvias y, por lo tanto, su producción se consideraría altamente vulnerable.

¿Y de dónde sacamos más tierras?
En primer lugar, se necesita retomar la investigación e innovación agraria —papel del INIA—, para que los cultivos considerados importantes dentro de la canasta familiar puedan obtener mayores rendimientos utilizando la misma superficie agrícola. Para ello es importante que se invierta en mejorar los procesos productivos de los pequeños agricultores, capacitarlos y fomentar programas que incrementen sus rendimientos de una manera sostenible.

Las enormes brechas de los rendimientos entre los departamentos es evidencia de que existe aún un gran potencial para mejorar la producción en varias de las regiones. Por ejemplo, Arequipa registró un rendimiento de 32 mil kg por ha cosechada de papa, lo que representa casi el triple de lo registrado en Puno, Cajamarca y Cusco.

Considerando las dificultades de expandir la superficie agrícola en la sierra, y que en la costa la única manera de hacerlo es a través de grandes obras de irrigación, el Estado debe promover, fomentar y facilitar el acceso de pequeños y medianos agricultores en estas nuevas tierras, cuya sostenibilidad no debiera reposar solo en los productos de exportación. Las limitaciones de ampliación de frontera agrícola en costa y sierra han hecho que muchos apunten la mirada a las tierras de la selva. Es necesaria una planificación responsable del uso de estas tierras, que evite su deforestación, dada la importancia de los bosques no solo para el país, sino para el cuidado del medio ambiente en el mundo.

Constatado el hecho de que en el futuro habrá una relativa escasez de tierras en el Perú, son necesarias políticas que estimulen la producción de alimentos, que favorezcan la pequeña y la mediana agricultura y que inhiban el cambio de uso de la tierra, de cultivos alimenticios a cultivos no alimenticios.

Es preciso, también, que desde el Estado se promuevan investigaciones que permitan conocer el estado de la seguridad alimentaria en el país, considerando distintos escenarios futuros, como los que hemos intentando presentar en estas líneas.

«En los últimos años, la preocupación ha estado centrada en el acceso económico y físico de los alimentos, y con razón, pues aún, en 2010, un 28.4% de peruanos registró déficit calórico y un 9.8% no contó con los ingresos suficientes para poder adquirir una canasta básica de alimentos, cifras que son bastante más altas entre la población rural.»

Fuente: Revista Agraria - Cepes



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