lunes, 14 de septiembre de 2015

DEBEMOS PREPARAR AL AGRICULTOR PARA ENFRENTAR EL CAMBIO CLIMÁTICO

Fecha:  lunes, septiembre 14, 2015

CULTIVOS COMO LA PALTAS, DURAZNOS, FRESAS, CHIRIMOYAS, ENTRE OTROS PRESENTAN PROBLEMAS SANITARIOS.

Hablar de los estragos de el Fenómeno El Niño va más allá de los desastres naturales: desbordes, inundaciones, sequías, etc. Su brazo demoledor también alcanza las áreas de cultivos en costa y sierra a raíz del incremento de temperaturas inusuales para estas épocas del año. 
De allí que Miguel Jiménez Ocharán enfatiza que debe prestarse suma atención al impacto perjudicial que tendrá en las campañas agrícolas.

“El fenómeno El Niño ya está afectando los cultivos. El cambio brusco de temperaturas está estresando a las plantas: hay caída de la floración, las fresas presentan demasiada ramificaciones y hay presencia de plagas como la Roya (enfermedad producida por un hongo) en la chirimoya. No solo debemos priorizar los enrocados y la descolmatación de los ríos; también deberíamos, a través de las agencias agrarias, preparar a los agricultores para enfrentar este cambio climático” enfatiza el ingeniero agrónomo Jiménez Ocharán.

El profesional de ciencias agrarias nos recuerda que existen muchos productos que ayudan a mitigar estos problemas de la producción agrícola.

Recomienda la utilización de aminoácidos para que la planta asimile más rápido los nutrientes, así como aplicar algas marinas para contrarrestar el estrés a raíz de los cambios de temperatura.
“Hay productos que se pueden aplicar como los foliares y el nitrógeno a través de la materia orgánica; pero  debemos capacitar al agricultor, como lo venimos haciendo con la comunidad de Huanangui, que se dedica al cultivo de la chirimoya orgánica. Se ha masificado la enfermedad de la Roya a raíz de las altas temperaturas. Toda la comunidad tiene que aplicar en simultáneo el bacillus subtilis (fungicida biológico) porque de lo contrario no hay control sobre esta enfermedad”, remarca.
Finalmente, sostiene que debe retomarse la política de la producción orgánica, mediante el trabajo multisectorial.

“Se habla mucho de la inocuidad de los alimentos; pero si analizáramos los productos como el tomate o la fresa nos vamos a dar cuenta que existe un alto grado de residuos tóxicos. No es posible que el productor aplique agroquímicos que tienen un poder residual de 14 días, cuando el producto se cosecha a los dos o tres días”.

“El modelo de lo que se hizo en Santa Rosalía debe replicarse. Allí enseñamos a los productores a optar por una agricultura orgánica. Tuvimos que batallar 3 años, pero finalmente el agricultor pudo exportar sus paltas al mercado europeo. Así que enseñar al productor sobre cómo afrontar este cambio climático y sobre todo a desarrollar una agricultura orgánica no es difícil, lo difícil es que haya políticas sostenibles para alcanzar estos objetivos”, concluyó Miguel Jiménez que desde hace 15 años trabaja fomentando una agricultura sana.

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